Sobre el feminismo crítico.
Creemos que la mujer es la adulta del sexo
femenino del ser humano.
Creemos que la biología sexual humana es
inalterable y binaria o sea que si se nace hombre o mujer se es hombre o mujer hasta
la muerte.
Diferenciamos el género del sexo. El sexo es
biología, el género es socialización cultural. Para algunas de nosotras el
género es un engendro del patriarcado basándose en qué siempre han sido los
hombres los que han definido lo que caracteriza el ser femenino y el ser
masculino. Otras no van tan lejos, pero rechazan la simplificación qué supone los
papeles asignados a ambos géneros. Sea cual sea nuestra opinión sobre el
génesis del género, lo que tenemos en común es que rechazamos la simplificación
casi ridícula que las definiciones de género suponen y también que la
socialización puede definir y acompasar el sexo.
El fin del feminismo es apoyar los intereses de
las mujeres en aras de buscar la igualdad, por tanto, el feminismo no incluye
ni a los hombres ni a los trans femeninos. Contra lo que muchos sostienen, el
feminismo aún tiene un papel muy importante que jugar en el siglo XXI porque
estamos muy lejos de adquirir esa igualdad. Cada grupo tiene el derecho y el deber
de promover sus propios intereses.
Las feministas solemos ser de izquierdas porque
nuestro propósito ha sido siempre cambiar la sociedad.
Sobre las personas trans.
Aceptamos la existencia de las personas trans, aceptamos
que tienen todos los derechos que cualquier grupo en la sociedad tiene.
Sin embargo, rechazamos que las personas trans
puedan cambiar de sexo. Algunas de nosotras interpretamos el ser trans como una
subversión del género, pero aun así sostenemos que el sexo no se puede alterar.
No aceptamos que se pueda diferenciar entre cerebros
masculinos y femeninos.
Para nosotras el enfrentamiento entre el
feminismo y lo que pretenden los trans activistas, o TRAs, como colectivo que
dice representar a los trans, es un conflicto que debe resolverse en la
negociación. Es muy frecuente que los intereses de diferentes grupos sociales desaventajados
choquen entre sí. Y la manera de resolverlo es hablando y poniendo límites. La
finalidad de la negociación es establecer esos límites, no negar la existencia
del otro, ninguna feminista crítica niega el derecho a la existencia de las
personas trans.
Creemos que la auto identificación es
perjudicial porque permite a cualquier persona del sexo masculino decir qué es
del sexo femenino. Aunque superficialmente parece que esto no supone un
problema, en la práctica ha demostrado serlo por que un número significativo de
los hombres siempre estará dispuesto a adoptar las maniobras que sea para
someter, vejar y atacar a las mujeres y borrarlas. La tendencia hacia la
violencia del sexo masculino está más que probada. La violencia expresada a
menudo contra las feministas por parte de los trans activistas no hace más que reforzar
esta creencia.
Reconocemos también que las trans suelen ser
(hay excepciones, algún que otro hombre privilegiado reclama ser trans), un
grupo desaventajado marginal y discriminado. Sin embargo, no creemos y nos
negamos a reconocer que son más desaventajados marginados o discriminados que
las mujeres y en este punto hemos de recordar que las mujeres usualmente (cuando
no se nos elimine antes de nacer usando el aborto selectivo), constituimos el 51% de la población
humana.